En esta, nuestra primera entrega, decidimos tomar camino al sur para recorrer una de las zonas más enigmáticas, bellas y extremas de Colombia: el desierto de la Tatacoa.
Este es el blog de viajes de Francisco Forero Bonell, una descripción de algunos lugares de Colombia o el mundo con sencillas imágenes de apoyo.
Tuesday, December 30, 2008
Sunday, November 09, 2008
San José del Guaviare y su embrujo
Esta vez decidimos tomarnos el primer festivo de Noviembre en las carreteras y caminos del Meta y el Guaviare.
Tomamos la vía al llano para San Martín y allí un desvío que nos conduce por la trocha hasta La Cabaña bordeando el caño Iraca. Luego al Crucero.
Cerca de allí existen dos pequeñas lagunas enclavadas en el paisaje de la serranía que corre paralela al margen izquierdo de la carretera que va a Puerto Lleras, a donde finalmente nos lleva esta trocha llena de barro, serranía y emoción.
Hemos encontrado la carretera pavimentada que nos llevará a San José del Guaviare luego de...
Tomamos la vía al llano para San Martín y allí un desvío que nos conduce por la trocha hasta La Cabaña bordeando el caño Iraca. Luego al Crucero.
Cerca de allí existen dos pequeñas lagunas enclavadas en el paisaje de la serranía que corre paralela al margen izquierdo de la carretera que va a Puerto Lleras, a donde finalmente nos lleva esta trocha llena de barro, serranía y emoción.
Hemos encontrado la carretera pavimentada que nos llevará a San José del Guaviare luego de...
Saturday, August 23, 2008
Los tesoros de Timbiquí
Por el tupido interior de la selva, ríos y cascadas; currulaos y andareles; pieles morenas y sonrisas llenan todo el espacio, cuya bella violencia apenas se intuye desde afuera.
Como un exuberante jardín. Así se ve desde el aire Timbiquí, una población ubicada en la costa meridional del Pacífico. Esta vez hasta Guapi volamos con la brigada de Alas para la Gente. De allí, en lancha hasta la desembocadura del río para cruzar después trechos de mar abierto e internase por los esteros de los imponentes manglares, considerados los ecosistemas más ricos del planeta.
Una hora y media después entramos por el río Timbiquí, el río-abuelo, y atracamos en su singular puerto que sirve por igual a las lavanderas para fregar la ropa y a los niños timbiquireños para su chapuzón diario.
Nada más llegar, la población nos da un golpe azahar del que tardamos unos cuantos minutos en recuperarnos, dejándonos plenos de evocaciones que remiten a la selva y al mar. Cierto es que acaba de rayar el medio día y aquí, a esas horas, en esta naturaleza húmeda y calurosa, las flores de naranjo y las palmeras de naidí se ponen de tiros largos para pasear sus aromas por las más de 30 hectáreas que componen el casco urbano.
En la noche vamos a la casa de la cultura para presenciar un espectáculo de música y danza. Los cueros del bombo y del cununo retumban rítmicamente hasta sacarle el diablo a quien los toque, como dicen los abuelos aquí. Las chontas de la marimba, ese instrumento netamente africano y las semillas dentro de la caña del guasá, nos entregan esa voz altiva de los ritmos afro como el abozao, la caderona, el andarele y el currulao, por siempre la principal expresión de las comunidades del litoral Pacífico, el toque rítmico y desafiante de sus penas, que quizás les permite recordar de donde vienen.
Con el nuevo día, vamos directo al muelle a encontrar a Elvis Herrera y Valentín García, guía y motorista que se encargarán de remontarnos por casi una veintena de rápidos y los 32 kilómetros de río que serpentean hasta Santa María...
Como un exuberante jardín. Así se ve desde el aire Timbiquí, una población ubicada en la costa meridional del Pacífico. Esta vez hasta Guapi volamos con la brigada de Alas para la Gente. De allí, en lancha hasta la desembocadura del río para cruzar después trechos de mar abierto e internase por los esteros de los imponentes manglares, considerados los ecosistemas más ricos del planeta.
Una hora y media después entramos por el río Timbiquí, el río-abuelo, y atracamos en su singular puerto que sirve por igual a las lavanderas para fregar la ropa y a los niños timbiquireños para su chapuzón diario.
Nada más llegar, la población nos da un golpe azahar del que tardamos unos cuantos minutos en recuperarnos, dejándonos plenos de evocaciones que remiten a la selva y al mar. Cierto es que acaba de rayar el medio día y aquí, a esas horas, en esta naturaleza húmeda y calurosa, las flores de naranjo y las palmeras de naidí se ponen de tiros largos para pasear sus aromas por las más de 30 hectáreas que componen el casco urbano.
En la noche vamos a la casa de la cultura para presenciar un espectáculo de música y danza. Los cueros del bombo y del cununo retumban rítmicamente hasta sacarle el diablo a quien los toque, como dicen los abuelos aquí. Las chontas de la marimba, ese instrumento netamente africano y las semillas dentro de la caña del guasá, nos entregan esa voz altiva de los ritmos afro como el abozao, la caderona, el andarele y el currulao, por siempre la principal expresión de las comunidades del litoral Pacífico, el toque rítmico y desafiante de sus penas, que quizás les permite recordar de donde vienen.
Con el nuevo día, vamos directo al muelle a encontrar a Elvis Herrera y Valentín García, guía y motorista que se encargarán de remontarnos por casi una veintena de rápidos y los 32 kilómetros de río que serpentean hasta Santa María...
Saturday, July 19, 2008
Volvimos al Tuparro
Si, volvimos al Parque Nacional El Tuparro y esta vez en compañía de un equipo de producción para documentar nuestro recorrido y sobretodo llamar la atención del mundo sobre uno de los sitios más bellos y ricos del país.
Cada vez que vamos al Tuparro nos encontramos con sorpresas y lugares mágicos, esta vez pudimos visitar Caño Lapa en todo su esplendor y también sobrevolar los raudales de Atures y Maipures.
Aquí un adelanto de las imágenes:
Cada vez que vamos al Tuparro nos encontramos con sorpresas y lugares mágicos, esta vez pudimos visitar Caño Lapa en todo su esplendor y también sobrevolar los raudales de Atures y Maipures.
Aquí un adelanto de las imágenes:
Thursday, January 03, 2008
Cambio de año en el páramo
Este 31 de Diciembre de 2007 decidimos esperar el cambio de año al lado de la laguna de Siecha en el Parque Nacional Chingaza, un sitio mágico no solo por la belleza y espectacularidad del paisaje, sino porque alguna vez ostentó la grandeza sagrada de la cultura ritual Chibcha. Además, con inmejorable compañía.
En esta ocasión entramos por la vereda El Salitre en donde un conjunto de carreteras secundarias conducen en dirección nororiente a las estribaciones del Parque Chingaza, una fábrica de agua enclavada en la Cordillera Oriental.
Aquí, algunas fotos del album o si quiere ver el recorrido en Google Maps, haga click aquí. (No olvide activar la vista satelital) También puede descargar este archivo y abrirlo en Google Earth.
En esta ocasión entramos por la vereda El Salitre en donde un conjunto de carreteras secundarias conducen en dirección nororiente a las estribaciones del Parque Chingaza, una fábrica de agua enclavada en la Cordillera Oriental.
Aquí, algunas fotos del album o si quiere ver el recorrido en Google Maps, haga click aquí. (No olvide activar la vista satelital) También puede descargar este archivo y abrirlo en Google Earth.
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