Tuesday, November 08, 2005

Terraza al Llano



La sierra nevada del Cocuy, una terraza hacia los Llanos



Uno de los primeros lugares a donde llega el sol en Colombia es a los picos de la sierra nevada del Cocuy. Ellos son el techo de la cordillera Oriental y, por eso, allí son más largos los días y más hermosas las auroras, como las de enero y febrero.

El mejor lugar para apreciarlas es el conocido como ‘mirador al llano’, arriba, al sureste de la laguna de la Plaza. Disfrutar desde allí el amanecer es apreciar cómo el sol remonta las sabanas orientales y vigoriza sus fuerzas para que sus primeras luces se adueñen de los filos de las montañas para hacerlos explotar en colores añiles, púrpuras y anaranjados.

Llegar aquí significa sortear tenebrosos acantilados, maravillarse con los picos nevados, la laguna misma y sus alrededores y, luego, extasiarse con la inmejorable panorámica al Oriente. Este es el sitio donde se resume el ecosistema de la sierra nevada del Cocuy. Un ecosistema que está repartido por las 306.000 hectáreas del Parque Nacional Natural que lleva el mismo nombre.

Es una zona de reserva ubicada en jurisdicción de los municipios de Güicán, el Cocuy, Chita, Cubará, El Espino y Chiscas, en Boyacá; La Salina y Sácama, en Casanare, y San Lope en Arauca. También llamada Chita o Güicán (‘tierra donde vuela el águila’, según los indígenas tunebos, habitantes de esta zona), la sierra tiene 22 picos nevados y las alturas de la zona protegida van desde los 500 hasta los 5.330 metros sobre el nivel del mar.

La sierra nevada es como la madre protectora que abraza a varios pueblos de montaña del departamento de Boyacá. Por su costado occidental, los ascensos resultan suaves y placenteros, a pesar de que es necesario remontar el profundo cañón del Chicamocha, en Capitanejo, hasta El Cocuy (2.750 m.s.n.m.) o Güicán (2.925 m.s.n.m) y de allí al alto de la Cueva a 3.800 m.s.n.m.

Aquí se suceden bosques de encenillos, senecios, frailejones, chusques, helechos y cardones, al tiempo que sus moradores van cambiando la arquitectura de ladrillo y arena por construcciones básicas de mayor abrigo.Mas arriba, las líneas se quiebran cuando se alcanzan las cimas y lo que era amabilidad y dóciles caminos se transforma en aspereza y peligrosos peñones desmesurados, cuando la Sierra muestra sus dientes mientras se subleva con violencia en los valles interiores.

El recorrido

Para llegar a El Cocuy, desde Bogotá, se toma la autopista norte hasta Duitama (Boyacá), donde se desvía a Soatá, pasando por Santa Rosa de Viterbo, Belén, y Susacón.

En Soatá puede tomar el camino hacia Boavita, La Uvita, y Guacamayas para llegar a Panqueba, o continuar hacia Tipacoque y Capitanejo (es una vía más larga, aunque en mejor estado) en límites con Santander. Si escoge la segunda opción, cruzará por el puente sobre el río Chicamocha para continuar en dirección sureste hacia El Espino.De Panqueba o El Espino sigue hacia El Cocuy por una carretera que serpentea las estribaciones de la Sierra.

Es un recorrido de unos 440 kilómetros.Vale la pena detenerse en la plaza principal de El Cocuy para apreciar una maqueta donde están los senderos, picos, lagunas y valles más importantes de la Sierra. Busque a don Pastor Correa, uno de los primeros guías de la zona, quien la ayudó a elaborar. Él le contará historias y anécdotas de las épocas en que llegaron los cartógrafos y geógrafos que levantaron los datos para los mapas iniciales.Continuando el camino, desde El Cocuy siga la ruta hacia el estadero de don Pastor Correa y al alto de la Cueva (16 kilómetros).

Pasará por el mirador, desde donde se divisan algunos picos del cordón occidental, como el Cóncavo, el Púlpito del Diablo y el Pan de Azúcar. De aquí en adelante, la carretera exige un vehículo 4x4. En todo caso, el camino para cualquier carro termina en la casa de los Herrera, ya famosos entre los excursionistas. Es un típico rancho de montaña, construido con ‘palo rojo’, algo de bahareque y tejas de zinc, donde se puede acampar y probar la gastronomía de la región. Aquí comienza el recorrido a pie o, si prefiere, alquile un caballo en la misma casa.

Siguiendo el camino que corre paralelo al río Lagunillas se llega, más de una hora después, a una singular cadena de lagunas unidas por el río y cuyos nombres fueron dados por los campesinos de la región, en virtud de su forma y ubicación: La Pintada, La Cuadrada, La Atravesada y La Parada.Luego es necesario remontar el siempre ascendente Boquerón de Cusirí, un empinado y casi eterno zigzag de piedra. Cuando se corona, el viento recibe al visitante con una ráfaga, como nueva advertencia del poder insuperable de la naturaleza.

Después viene un prolongado descenso hasta el río Calichal y luego de atravesar un valle salpicado de frailejones y senecios, aparece Patio Bolas, que sirve de preludio a la laguna de la Plaza, apetecido lugar para pernoctar y esperar el amanecer. Es una experiencia única y exclusiva, que ha sido patentada por la naturaleza. La sensación de estar allí es de privilegio y de insignificancia. Es apabullante, y a la vez reconfortante.

Si usted va


En carro, tomando la ruta descrita, el tiempo es de 10 horas, aproximadamente. Es buena idea volver a tanquear en Soatá o en Capitanejo. Aunque parte de la vía es despavimentada, cualquier automóvil llega hasta El Cocuy, e incluso hasta donde Miguel Herrera, adelante del Mirador y del Alto de la Cueva. Un 4x4 puede llegar hasta donde Luis Alejandro Herrera, donde se puede dejar el carro por el tiempo que lo desee.


También viajan a El Cocuy dos empresas de transporte intermunicipal: Los Libertadores y Paz de Río, que tienen cinco frecuencias diarias. El valor del pasaje es de 34.000 pesos y $ 33.000, respectivamente. Desde El Cocuy puede contratarse un expreso (campero) por $ 60.000 hasta donde los Herrera o puede tomarse el camión lechero temprano en la plaza de El Cocuy, que por $ 6.000 lo dejará en el Alto de la Cueva.

Desde allí se camina hasta donde Los Herrera o directamente a la laguna de la Plaza. Esta exigente travesía tarda entre 7 y 8 horas, dependiendo del estado físico.

Dónde alojarse

En Güicán o El Cocuy hay varios lugares para pernoctar. También, en la casa de don Pastor Correa o cerca del Alto de la Cueva, por cinco o siete mil pesos.La Hacienda La Esperanza, las Cabañas del Himat y las casas de Miguel y Luis Alejandro Herrera son otra opción. En cualquiera de estos lugares se puede acampar.

Más informes, en las oficinas del Parque en El Cocuy: (8) 789-0359, pnncocuyjp@yahoo.com

Qué llevar

Carpa, un buen sleeping bag, ropa de montaña, botas, linterna, estufa, implementos de cocina de montaña y provisiones suficientes para la estadía. Si va a ascender uno o varios picos, o dar la vuelta a la Sierra, necesitará elementos básicos de montaña como crampones, piolet, cuerda, guía, etc. Asesórese antes de iniciar el viaje.


El Tiempo/Francisco Forero

Tuesday, August 02, 2005

La cuenca del Orinoco, rica en diversidad Posted by Picasa

Navegando por los raudales Posted by Picasa

A orillas del Orinoco, las caracter�sticas formaciones de piedra. Posted by Picasa

Wednesday, July 27, 2005

Vistazo a los Raudales de Atures

Uno de los más coloridos, heterogéneos y seductores recorridos de todo el país llega a la esquina oriental de Colombia en El Vichada, después 1.000 kilómetros y dos días.





Aún hoy llegar a orillas del Río Orinoco por tierra es un episodio digno de aventureros, pero visitar los raudales de Atures, los más anchos del planeta, es un privilegio de pocos. Aquí le decimos cómo llegar.

El Río Orinoco con sus 2.140 Km de longitud, no ha dejado de sorprender desde que Vicente Yañez Pinzón lo descubrió en el año 1500 y luego de que Diego de Ordaz lo remontara en 1531. El vigoroso río, el más importante de Venezuela y tercero más caudaloso del mundo, esta formado por la alianza de las aguas de más de 700 ríos, 104 de los cuales lo hacen de manera directa, repartidos casi por igual entre sus márgenes izquierda y derecha.
Colombia comparte un trayecto del río en el Alto y Medio Orinoco, aportando importantes tributarios como los ríos Guaviare, Meta, Arauca y Vichada, entre otros. Es precisamente la riqueza y variedad de los paisajes que se cruzan para llegar a este destino lo que hace de este recorrido uno de los más coloridos, heterogéneos y seductores de todo el país.

El recorrido esta marcado por las inmensas praderas de los departamentos de El Meta y El Vichada, por los inmortales caminos de tierra que parecen perderse más allá del horizonte, por el olor a ganado, por la estampa del vaquero de pies desnudos, por los morichales que se despliegan caprichosos en las sabanas, por los caños de aguas pardas, negras o cristalinas y por los vivos amaneceres naranja que indican irrefutablemente que se está en las entrañas del oriente colombiano.

Un camino que dista de ser el que siglos atrás vio padecer a los hombres de la Conquista y la Colonia en busca de El Dorado. Hombres que se internaron por llanuras y serranías habitadas originalmente por indígenas piapocos, sálivas, guahibos o sikuanis, achaguas, chiricoas, guamos y yaruros. Muchas de estas tierras hoy son haciendas ganaderas, con sus potros, vacas y a veces búfalos, otras están cultivadas con arroz, soya o maíz. Y también es frecuente verlas con cultivos de palma africana, pino o caucho y los tradicionales cultivos de abasto como yuca o plátano.

La riqueza faunística con la que la naturaleza privilegió a esta parte de la Orinoquía colombiana y que ha sido inspiración para leyendas y canciones, se manifiesta en forma de garzas, alcaravanes, águilas, chiguiros, dantas, venados, osos hormigueros, felinos, peces y muchos otros que con seguridad se podrán observar en este recorrido, amén de la variedad de plantas y árboles, como el búcaro o písamo de flores rojas o el aranguaney de flores amarillas que adornan el paisaje.
Después de atravesar los departamentos de El Meta y El Vichada, al final de la carretera se encuentra Puerto Carreño, la ciudad más importante en el extremo oriental de Colombia, tierra con alma llanera donde el río Meta vierte sus aguas al río Orinoco, y que está cercada por los afloramientos rocosos del Escudo Guyanés, que le conceden digna belleza paisajística. Aquí los lugares más frecuentados son las playas de los ríos Orinoco y Bita (paraíso de pescadores), los cerros del Bita y La Bandera, la cueva de Arévalo y las piedras de Custodio. Y por supuesto es el lobby de los famosos raudales de Atures cerca de Casualito donde el Orinoco se convierte en una bella sucesión de islas de piedra y cascadas. Más arriba se forman los raudales de Maipures, que von Humboldt llamó la octava maravilla del mundo y que obligaron al misionero a regresar al lado de la indiecita Mapiripana en La Vorágine.
El recorrido
La ruta empieza en la carretera de salida al Llano que de Bogotá conduce a Villavicencio (82 Km) tramo pavimentado y en buenas condiciones. De Villavicencio se toma la salida a Puerto López y Puerto Gaitán, un tramo de 193 Km. El tramo a Puerto López está perfectamente pavimentado y señalizado, de allí en adelante la carretera está en muy malas condiciones y los últimos 26 Km están destapados.

De Puerto Gaitán se sigue hasta Carimagua (103 Km), pasando por San Pedro de Arimena. Este es buen punto para pernoctar, pues hay buen alojamiento y comida. Hasta aquí son 378 Km desde Bogotá o puede continuar hasta La Primavera. Todo este tramo y hasta unos cuantos kilómetros antes de Puerto Carreño es carretera destapada y caminos sobre sabana, donde es fácil perderse, razón por la cual solo debe transitar durante el día y de preferencia con un buen mapa y brújula, pues la señalización en adelante es casi inexistente.

De Carimagua se continua hasta La Primavera (155 Km), pasando por Guacacias. Luego de la Primarera a Pueblo Nuevo (82 Km), pasando por El Tigre, y finalmente de aquí a Puerto Carreño, un tramo de 337 Km, pasando por La Culebra.

Aunque desde Carreño se podría continuar por carretera, lo mejor, es continuar por el río Orinoco en lancha. La “linea” lo llevará en una hora a Casualito por $ 15.000 /persona.

Una vez en Casualito hay dos posibilidades para alcanzar el destino final: una es cruzar el río en la “lancha pasera” que cada 10 minutos atraviesa a la población venezolana de Puerto Ayacucho, en la otra orilla. Aquí, después del respectivo registro con las autoridades venezolanas se puede encontrar una compañía de turismo que lo llevará a los espectaculares raudales de Atures en botes de rafting. El recorrido es por tierra durante 30 minutos hacia el sur, hasta un lugar llamado Montaña Fría, que pasa por el monumento natural Piedra La Tortuga. Desde allí se inicia el recorrido por el río, luego de unos veinte minutos en dirección norte estará descendiendo por los rápidos de Palo Mazón, Yavariven, Viboral y Zamuro.


La otra alternativa es alquilar una lancha o un bongo en Casualito, para remontar el río y acercarse a los raudales desde el norte. Aunque esta opción es mucho más rápida que entrar a territorio venezolano, hay que tener en cuenta que estas embarcaciones no están diseñadas para atravesar los rápidos, ni ofrecen todas las condiciones de seguridad.